miércoles, 31 de octubre de 2012

Mi amiga de la isla


Hoy no tengo tiempo ni nada maduro que contar. Pero escuchando una canción, no sé por qué me he acordado de cierta personilla, que no por el diminutivo es menos Grande en mi vida. Y ya lo lleva en su apellido así que más vamos a decir. (Si tú encuentras la razón de por qué te recuerdo con esta canción me lo cuentas y lo cuento).

Va por tí, "mi amiga de la isla". La letra, en lo poquito que pillo, tú pillarás más, es todo para tí.

sábado, 27 de octubre de 2012

Una chica llamada Dori

Vigo, 1986, domingo por la tarde, bailando en una discoteca que cerró a las 9 de la noche. Canción que bailamos una y otra vez, con los sombreros de La Toja, para rememorar aquella tarde extraña.



Dori era una niña normal, nada en su vida hacía pensar que le fuesen a suceder los hechos que a continuación voy a narrar.

Desde bastante pequeña destacó por su carácter particular: abierta, extrovertida, confidente, simpática y muy familiar. Entendiendo por esto último que quien estaba a su lado se sentía muy agusto, tanto como si estuviera en su propio hogar rodeado de su familia y, esto facilitaba mucho las cosas a aquellas personas que se unían a la pandilla de nuevas, integrándolas en el grupo con gran facilidad. Otro rasgo de su personalidad, tan propio y tan exclusivo suyo, la llevó a ganarse un apodo entre todos nosotros. Si había algo que ella no podía consentir es que los miembros de la pandilla se separaran un día de salida. Podían darse dos razones para ello:

- una: los niños querían montarse la fiesta por su cuenta.
- dos: no conseguíamos ponernos de acuerdo sobre el local al que ir. La única posibilidad era dividirnos y  que cada quien fuese a su lugar de preferencia... 

Tan sólo había una opción viable para solventar el problema, y era:

- no separarnos e ir juntos a todos lados.

Menudas peleas en mitad de la calle, con la pelona que caía en invierno y la mayoría de las niñas en minifalda.  

Y por esta forma de ser suya, Dori se ganó el sobrenombre de "la mama", que si no recuerdo mal fue Llado quien la bautizó.

En el momento molestaba ese empeño suyo en no consentir que nos separáramos, pero hay que decir que, pasado el tiempo, no queda otra que agradecérselo, porque fue tiempo que permanecimos juntos. Tiempo que la vida adulta no nos podrá arrebatar. 

Pero no es eso lo que yo quería contar...

Vamos por la calle de la croasanteria, (la cual hoy ya no es la calle de la croasanteria, sino la de la Estefanía) y vamos camino a la Anubis. Vamos en dos grupos, en el de delante va Jose Carlos, y detrás vamos Dori, el resto y yo. Dori ese día está de muy buen humor y con ganas de juego. Me mira y me dice, espera, ahora verás. No digo ni media, y observo. Ella que sale a correr dirección Jose Carlos y, lo asalta por detrás echándosele encima, sólo con la intención de darle un susto. Jose Carlos, el pobre, tan concentrado en su conversación, no puede reaccionar, y del sobresalto que se lleva cae al suelo y Dori detrás, claro está. 

El resto no salimos de nuestro asombro:

- ¿Pero a qué viene esooooooo?

Mientras tratamos de ayudarlos sumergidos en una vorágine de carcajadas.

Y hoy, hasta aquí puedo contar.




miércoles, 24 de octubre de 2012

Mi pandilla


Los recuerdos de mi vida, desde muy jovencita, siempre están relacionados con mis amig@s. En un principio, el grupo estaba compuesto solo por niñas, de las amigas de las que alguna vez he hablado en Cometas rojas, y al que a mí me gusta llamar "la pandilla primigenia", son muy pocas, por no decir una o dos, con las que no seguimos manteniendo el contacto. Pero el transcurrir del tiempo no dejó de darnos oportunidades. Algunas personas salían del grupo, por motivos varios, y otras nuevas entraban. Algunas de las que entraban volvían, con el tiempo, a desaparecer, y en cambio, otras, se quedaron para siempre.

No fue hasta alrededor de los quince años, si no me falla la memoria, cuando empezamos a autodenominarnos Pandilla, por definición, aunque también nos solíamos llamar "la gente" ("¿dónde ha quedado la gente?")

El vínculo que formamos "los primeros", de alguna manera se lo supimos transmitir a los nuevos que llegaban, formando un grupo, que aunque no hemos dejado de tirarnos los trastos a la cabeza una y otra vez, (como es lo normal en las relaciones muy estrechas) y, con el paso de los años, esa necesidad que nacía de dentro de quedar y estar juntos a diario fue desapareciendo, he descubierto, que sigue fuerte y vivo en el corazón mío y de mis amigos, aunque en el mío yo ya sabía que ahí seguía.

Volver al pasado y recordar no es malo, nos devuelve a la memoria quienes somos, porque la vida, a veces, se encarga de hacérnoslo olvidar y creo, que de eso se trata este blog. De poder tener un hueco, donde refrescar la memoria y rejuvenecer un poquito el corazón, que es el que en realidad, nos mantiene jóvenes, y volver a ser los mismos locos que estábamos tirados dia sí y día también en la calle, o en la taberna del Kuasis, o en el Fénix, o en el Copa, o en la Belle, o en la Anubis, o en el Blue, o en el Bolero, a veces, sin hablar y aburridos como ostras, sólo disfrutando de la música y del simple y llanamente, estar.

Este blog es para vosotros, es mi regalo, por vuestra reacción y acogida a mis palabras, y por vuestos reclamos para que siga contando, así me lo habéis pedido y yo con gusto os lo regalo.


               En la Anubis, bailando entre sábanas blancas 
                               (Erasure-Sometimes)